La del Borussia Dortmund es la camiseta obrera por excelencia, al incorporar el amarillo del mono de los trabajadores de la siderurgia y el negro de la minería del carbón
PABLO LÓPEZ
Existen en Europa muchos clubes de fútbol que presumen de su origen obrero, pero hay uno que puede decir que ese origen está presente en su camiseta: el Borussia Dortmund. El equipo alemán, gran representante de la cuenca del Ruhr junto al Schalke 04, viste de amarillo con detalles negros en honor a los trabajadores de la siderurgia y a los mineros del carbón.
Los colores iniciales del equipo, el tercero de Alemania que ganó la Champions League (los otros son el Bayern de Múnich y el Hamburgo), fueron el azul y el blanco, pero los dirigentes del club, conscientes de que éste había sido fundado por orgullosos representantes de la clase trabajadora, decidieron cambiarlos por el amarillo de los monos que vestían los obreros de la siderurgia y por el negro del carbón que representa a los mineros.
La de los colores no es la única anécdota curiosa vinculada a este club, que siempre ha despertado simpatía, tanto en su país como más allá de las fronteras alemanas. Su nombre se decidió durante una fiesta y es que los fundadores estaban tan emocionados por el proyecto que, durante la celebración, se dieron cuenta de que no habían pensado nombre alguno. ¿La solución?: ponerle el nombre de su marca de cerveza favorita, Borussia, una palabra que, además de dar nombre a la bebida que llenaba sus copas, significa Prusia en latín.
El Muro Amarillo
Si hay un elemento vinculado al Borussia Dortmund conocido en el mundo del fútbol es su estadio y, concretamente, su tribuna sur, conocida como El Muro Amarillo (Die Gelbe Wand) por los más de 25.000 aficionados ataviados con la camiseta del equipo que es capaz de congregar y es que esta grada es la mayor de Europa para estar de pie. Hay que señalar que, para partidos de competición europea, es necesario reducir el aforo a 16.000 por la obligatoriedad de que todas las localidades sean con asiento.
La combinación entre las monumentales dimensiones de esta grada y los gritos de los aficionados uniformados con el amarillo del club confiere al Signal Iduna Park, nombre que recibió el antes llamado Westfalenstadion por un acuerdo comercial, una atmósfera inigualable, que intimida y asombra a los rivales a partes iguales. “Para un oponente, enfrentarse al muro es una experiencia inolvidable”, manifestó el técnico alemán Jürgen Klopp cuando era entrenador del Borussia Dortmund.
