La lata de patatas Bonilla: de icono a pieza de artesanía

Bonilla a la vista

Esta edición limitada ya está a la venta en A Coruña


MARÍA EIMIL


La icónica lata de Bonilla a la vista se ha convertido en una pieza de artesanía y moda de la mano de la diseñadora Elena Ferro, que recibió el Premio Nacional de Artesanía 2019 por la reinvención de los tradicionales zuecos.

De este modo, la lata grande de 500 gramos se ha convertido en un taburete con almacenaje en el que, por ejemplo, es posible guardar los juguetes; mientras que “sus hermanas pequeñas”, las latas de 275 y 50 gramos, se han transformado en originales bolsos en los que el metal original se combina con madera y cuero azul con remaches para darles una nueva vida.

La lata grande de 500 gramos se ha convertido en un taburete con almacenaje

Esta edición limitada ya está a la venta y se puede adquirir en el taller y tienda que Eferro tiene en A Coruña, así como en los establecimientos de Bonilla a la vista en la ciudad. El precio del taburete con almacenajes es de 36 euros, el del bolso pequeño de 58 euros y 68 euros es el precio del grande.

Las patatas Bonilla, presentes en 23 países

La fábrica de Bonilla a la Vista se encuentra en el Polígono de Sabón, en Arteixo, y produce en torno a 400 toneladas de patatas fritas al año. Además de España y Corea del Sur, uno de sus principales mercados en Asia, continente al que se exporta un 10% de la producción, las patatas de la marca se venden en otros 21 países: Alemania, Andorra, Australia, Bahamas, Bélgica, Canadá, Caribe (Saint Martin), Estonia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Japón, Países Bajos, Panamá, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suiza, Taiwan y Estados Unidos. Además, la compañía cuenta con cinco locales propios en A Coruña y más de 100 trabajadores.

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