Romanos y castrexos, feroces gladiadores, la fauna más variopinta y criaturas llegadas del futuro aportaron la nota friki a la feria Fitur
PABLO LÓPEZ
Fitur es la gran feria del turismo y un evento en el que empresas y destinos de todo el mundo presentan sus propuestas, pero también ofrece un espacio para que afloren actuaciones y personajes que podrían perfectamente englobarse en lo que, popularmente, se califica como friki.
Romanos y castrexos dispuestos a dirimir sus diferencias durante una presentación de Lugo en el stand de Galicia, gladiadores con sus bártulos de combate que no bajaban la guardia ni en su tiempo libre, ratas gigantes que seguían a un músico que hacía sonar su flauta como en el famoso cuento, jóvenes vestidas de faralaes, individuos trajeados que se sacaban fotos moviendo un capote taurino y hasta un flamenco que invitaba a todo aquel con el que se cruzaba a marcarse unos pasos de baile y, todo ello, dentro del espacio del recinto ferial de Ifema.
Lo cierto es que la estrategia de promocionar algo recurriendo a los disfraces y, en general, a todo aquello que llame la atención por muy extravagante que sea, es muy efectiva. Basta para constatarlo ver qué expositores y qué personajes, famosos al margen, quieren fotografiar la mayoría de los visitantes de la feria año tras año.
Pasado y futuro se dan la mano
Una de las mayores curiosidades de una gran feria del turismo como Fitur es que uno puede toparse, en apenas unos minutos, con elementos llegados de hace más de un milenio y de otros que avanzan, con su estética y con sus habilidades, los tiempos futuros que nos aguardan.
Desde tiempos de la Antigua Roma, llegaron a Fitur los legionarios y castrexos que visitaron el stand de Galicia y los gladiadores que hicieron acto de presencia en el espacio de la localidad alicantina de Benidorm y que se pasearon por los pabellones de Ifema con sus armas, con sus cascos y, por qué no decirlo, bastante ligeros de ropa.
No fueron estos feroces guerreros de la antigüedad los únicos visitantes del pasado que tuvo la feria. Un misterioso enmascarado llegado desde el Toledo, indígenas americanos, caballeros medievales y damas de rancio abolengo aportaron la nota más colorida a una feria que este año recuperó sus tradicionales fechas en el mes de enero.
El ingrediente futurista lo aportaron los robots, cada vez más presentes en establecimientos como los hoteles pero, no por ello, menos sorprendentes y fascinantes. El androide recepcionista Tokyo de la empresa Futura Vive, capaz incluso de adivinar la edad de las personas a través del reconocimiento facial, hizo las delicias de todos cuantos pasaron frente al expositor de la Asociación Española de Directores de Hotel.