El origen del impactante cartel de Tiburón

Imagen: Universal Pictures

El terrorífico escualo del cartel de Tiburón se creó originalmente para la portada de la novela, no para la película de Spielberg


CARLOS B. TORRADO


La talasofobia es el nombre que recibe el miedo a las profundidades de grandes masas de agua, como el océano o el mar, y a todo lo que pueda surgir de sus oscuros interiores. Uno de los grandes culpables de expandir esta fobia a nivel mundial fue la película Tiburón (1975) de Steven Spielberg (Jaws en su idioma original), que se convirtió al momento en una cinta de culto para los amantes del terror y el suspense. Ahora, 47 años después de su estreno, su icónico cartel promocional sigue grabado en la memoria de toda una generación que tuvo miedo de encontrarse con un gran tiburón blanco cuando veraneaba en la playa.

La magia del cartel de la película residía en su capacidad para resumir de manera brillante todo el argumento de la cinta. De hecho, no son pocos los trabajos que han intentado imitar el efecto magnético del cartel de Tiburón, pero muy pocos han llegado a conseguirlo. La inmensidad del mar, la bañista despreocupada, el enorme animal abalanzándose sobre ella… Todo crea un cóctel de suspense, terror y angustia en una icónica imagen.

El origen de un tiburón terrorífico

Sin embargo, la imagen que ilustra el cartel de Tiburón no fue creada a propósito para la película. Como ocurre con otras películas de gran éxito como Jurassic Park o La cosa, la historia de origen de su cartel se remonta a la publicación de la novela en la que se basó la película. Bajo el nombre de Jaws (‘Mandíbulas’), Peter Benchley escribió una novela de terror que pronto se convertiría en un best-seller. Sin embargo, necesitaba una imagen que convenciese al público y a los posibles distribuidores del libro.

Wendell Minor fue el diseñador encargado de realizar la primera portada para la novela Jaws, que acabó descartándose

El marketing y elaboración de la portada corrió a cargo del director de arte Alex Gotfryd, que contactó con el diseñador Wendell Minor para que diera vida a la idea que había pensado Benchley para su Jaws: la imagen de un apacible y tranquilo pueblo marinero visto a través de unas amenazantes mandíbulas de un tiburón.

Bajo el nombre de Jaws (‘Mandíbulas’), Peter Benchley escribió una novela de terror que pronto se convertiría en un best-seller

Aunque Minor cumplió con creces las expectativas de Benchley, el diseño fue rechazado por la mayoría de distribuidores porque su diseño les recordaba, según un artículo de 1974 de The New York Times Magazine, a las leyendas de la vagina dentata (algo bastante alejado de la trama del libro).

La incorporación del tiburón

A pesar de que la portada inicial del libro no consiguió complacer a los posibles compradores, el potencial de la historia de la novela se convirtió en su mejor argumento: querían comprar Jaws, pero no con esa imagen. Los distribuidores pidieron desde un principio que el tiburón apareciese en la portada, pero Gotfryd se negó porque consideraba que el espacio era muy pequeño y que se podría confundir, en sus propias palabras, con una “sardina“.

Para el prototipo final optaron por una portada totalmente tipográfica, con el título de la obra y el nombre del autor en un fondo negro. Los responsable de Bantam Publishing (quienes acabaron comprando la idea) no estaban nada contentos con el resultado y volvieron a insistir en una portada que incluyera un tiburón. Gotfryd no tuvo más remedio que aceptar y contactó con el artista Paul Bacon para que incorporase una cabeza de tiburón y un bañista para “generar cierta sensación de angustia y escala frente al animal”.

La portada de Bacon incluyó a un tiburón y una bañista en un terrorífico fondo negro

El resultado era muy llamativo, con el tiburón y la bañista en colores grises y blancos, manteniendo el fondo negro de la idea inicial. La imagen funcionó muy bien a la hora de transmitir la idea de la trama principal, y el color negro representaba con exactitud la angustia que producía la inmensidad del océano y sus profundidades en la novela de Benchley. Sin embargo, y a pesar de que Jaws se convirtió en un superventas, desde Bantam seguían descontentos con la portada, ya que el tiburón parecía “un pene con dientes”.

El nacimiento de una imagen icónica

Para la primera edición de libro de bolsillo, desde Bantam contactaron con el ilustrador Roger Kastel para que ‘rediseñara’ la portada. Para ello, Kastel visitó el Museo de Historia Natural de Nueva York y realizó varias fotografías a tiburones disecados hasta que encontró la pose que deseaba. Luego, aprovechando el final de una sesión de fotos de Good Housekeeping, Kastel le pidió a la modelo de 24 años Allison Moher que posara imitando una brazada al nadar a cambio de 35 dólares.

La portada de Kastel convirtió a la novela de Benchley en una obra aún más famosa

Con los dos elementos que necesitaba para la portada, Kastel elaboró y diseñó el cartel sin muchos problemas. En aquel momento, era tan solo un cartel más de los tres que solía realizar al mes (durante toda su carrera llegó a hacer cerca de 1.000 carteles y diseños). “Fue un placer realizar la portada, pero nunca me imaginé que tuviera tanta repercusión“, declaró hace siete años para el New York Post.

Imagen: Universal Studios

Para crear el cartel de la película, no hubo dudas a la hora de elegir una imagen promocional. Bantam Publishing aceptó de buena gana a ceder la imagen al equipo de Spielberg, ya que consideraron que sería una gran estrategia publicitaria para la novela (y no se equivocaron). Universal usó la imagen sin apenas retocarla, añadiendo un poco de espuma en la superficie para tapar el pecho de la bañista.

Ahora, Estados Unidos se prepara para relanzar la película en cines con tecnología IMAX para celebrar 47º aniversario. Una película única que contó con un cartel tan terrorífico que todavía se sigue utilizando para promocionar la película casi cinco décadas después.

Artículo anterior

Nordés cruza los mares con 'Maxia Pura', su nueva campaña internacional

Siguiente artículo

Nuria Goldar: “Nuestra estrategia se basa en la especialización”