El director George Lucas quería que el logo de Star Wars tuviera unas letras intimidantes que impactaran al espectador
CARLOS B. TORRADO
Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana… Con esta sencilla frase, millones de espectadores quedaron prendados en 1977 de una de las mayores historias de fantasía y ciencia ficción de la historia. Star Wars marcó un antes y un después en el mundo del cine y en la cultura pop, siendo uno de sus grandes éxitos la popularización de su logo, fácilmente reconocible y adaptado a todo tipo de soportes y productos. Sin embargo, el logo sufrió algunas modificaciones con el paso de los años y su origen guarda alguna que otra polémica que merece la pena conocer.
El nacimiento de un logo que llegaría a las estrellas
Los primeros logos de la película fueron los diseñados por el legendario artista Ralph McQuarrie (sus concept art de la película todavía siguen maravillándonos a día de hoy). El equipo de artistas liderado por McQuarrie propusieron varias ideas que finalmente se acabarían descartando, optando por el logo encargado al tipógrafo Dan Perri (responsable de otros logos emblemáticos del cine, como Robocop 2).
El diseño de Perri, con un impactante color amarillo sobre fondo negro, impactaba al espectador por su inclinación (muy similar al texto introductorio que luego aparecería en la película). A pesar de que este diseño se utilizó en los primeros carteles icónicos para promocionar la película, el logo que se quedaría incrustado para siempre en las mentes de los fans de la ciencia ficción sería un diseño de la joven artista Suzy Rice.
Un detalle a tener en cuenta es que en esta primera película, Star Wars aún no se había planeado como una saga, por lo que no aparecía el subtítulo de Una nueva esperanza ni mucho menos el número cronológico del episodio dentro de la saga.
Una polémica de inspiración “fascista”
El cambio de logo nació de una solicitud por parte de George Lucas. El director de Star Wars buscaba que el logo del filme representara una actitud amenazan, que tuviera la connotación “fascista” que tan claramente representaba el Imperio Galáctico. Suzy Rice fue la encargada de llevar esta idea a cabo y, tras documentarse sobre señalización y cartelería alemana durante la década de los 30, optó por inspirarse en la fuente Helvetica Black.
La artista Suzy Rice declaró que se basó en la fuente Helvetica Black por su relación con la propaganda de Goebbels, pero acabaría disculpándose ya esta tipografía no tiene ninguna conexión con la Alemania nazi
Esta inspiración se conoció con la publicación de The Star Wars Poster Book, un gran libro que analiza e investiga todo lo relacionado con la identidad gráfica de la saga. Allí, Rice confesó que se inspiró en la fuente Helvetica Black porque había leído que esta tipografía había nacido como una evolución de la grafía utilizada por Josehp Goebbels para la propaganda de la Alemania nazi.
Estas declaraciones levantaron una gran polémica en su momento, ya que la fuente Helvetica Black no tiene conexión ninguna con la propaganda nazi. Rice se defendió admitiendo que se trataba de un malentendido, ya que ella se refería a que Helvetica Black era la tipografía que más se asemejaba a la connotación fascista que estaba buscando para la película.
Polémicas a un lado, lo cierto es que el logo de Rice (tras un rediseño de mano de Joe Johnston) se convirtió en un icono mundial y la saga lo ha utilizado en todos su productos (secuelas, precuelas, series de televisión, muñecos, ropa y merchandising) desde 1977.
Con un estilo contundente, con una fuente bold y las líneas diagonales marcadas, el logo sigue totalmente vigente hoy en día. Sus señas distintivas (la unión de las letras S y T por un lado y la unión de la R y la S por otro), además de sus extremos alargados; sirvieron para que fuera posible modificar el logo sin perder nunca la esencia.
Cambios entre trilogías
Como apunte final, con la llegada de las secuelas de la primera trilogía (el Imperio Contraataca y El retorno del Jedi), el logo de Star Wars pasó a un segundo plano, transformándose en una especie de contenedor que rodea el título de la película en cuestión.
Con la trilogía de las precuelas, el logo de Star Wars siguió manteniéndose como el contenedor que ‘arropa’ el nombre de la película, pero en esta ocasión el protagonismo se lo llevaba la enumeración del episodio (Episodio I) en lugar del título propiamente dicho de la película (en este caso, La amenaza fantasma).
Con las últimas secuelas, el logo de Star Wars vuelve a actuar como ‘contenedor’, pero con un protagonismo mucho más relevante (al fin y al cabo, Disney quería ‘revitalizar’ la saga). En esta ocasión, al igual que pasaba con la trilogía original, la referencia a la entrega numerada se omite (Episodio VII) y se opta por darle cierto nivel de relevancia al título (El despertar de la fuerza).
En el caso de las series y spin-offs (bajo el sello de Star Wars Stories), el logo recibe más cambios y personalizaciones dependiendo de la historia que se quiera contar. Eso sí, nunca pierde la esencia que enamoró a tanta gente a finales de los 70.