La marca gallega ha lanzado un packaging especial con motivo de la 41ª Edición da Festa da Pataca de Coristanco
MARÍA EIMIL
Aceite de oliva, un toque de sal marina y la mejor patata finamente laminada es el secreto del sabor inigualable de las patatas Bonilla a la Vista, una marca gallega que ya goza de fama a nivel mundial, en especial en Corea del Sur, un país en el que vendía más de 37.500 kilos de patatas fritas al mes en 2019, antes de la aparición de su ya famosa lata en la película Parásitos.
El éxito que ha cosechado, en especial en los últimos años, a nivel mundial, no le ha hecho perder su arraigo con Galicia, donde se encuentra la fábrica que levantó en 1988 su fundador, Alberto Bonilla. Una muestra de ese vínculo es la edición especial que Bonilla a la Vista pondrá a la venta con motivo de la 41ª Edición da Festa da Pataca de Coristanco, que se celebra entre el 15 y el 17 de septiembre en esta localidad coruñesa. La iniciativa se ha puesto en marcha gracias a la alianza con el Centro de Promoción Rural EFA Fonteboa, constituido en 1981 y que tiene la finalidad de promover la mejora y el desarrollo de en medio rural; y el Ayuntamiento de Coristanco, que pondrá a la venta unas 10.000 unidades especiales del producto, fabricado exclusivamente con patata de esta localidad, de la variedad Kennebec.
Un diseño exclusivo para la Festa da Pataca de Coristanco
La edición especial de Bonilla a la Vista se ha diseñado en el formato de 150 gramos, el de mayor distribución de la firma, y ha sido elaborado exclusivamente para su comercialización en la Festa da Pataca de Coristanco. El director de Arte de Atelier Gráfica Visual, Pablo Cacheiro, explica que se trata de “una personalización del packaging habitual de la marca que, en esta ocasión, incorpora el logo del evento en el anverso, en el que predomina el color marrón”. Al mismo tiempo, “mantiene la esencia de Bonilla, incorporando el logo de la compañía y una breve descripción del producto en su tradicional color azul”.
“Se trata de una personalización del packaging habitual de la marca que incorpora el logo del evento en el anverso, en el que predomina el color marrón”, señala Pablo Cacheiro
Por otra parte, en el reverso de la bolsa se ha sustituido la imagen del primer punto de venta de la ahora multinacional por una fotografía que pertenece al archivo fotográfico del Museo do Pobo Galego y en la que se puede apreciar la recolección de la patata, que tradicionalmente tiene lugar en esta localidad en esta época del año. Además, en el lugar que ocupaba la historia de Bonilla, ahora aparece una breve reseña sobre Coristanco:“Coristanco, berce das patacas da Costa da Morte, homenaxea cada mes de setembro dende 1980 o cultivo deste saboroso tubérculo na Festa da Pataca, con degustacións, música, concursos, desfiles e exposicións”. El texto también refleja la colaboración de la compañía con el evento: “Bonilla a la Vista súmase este ano aos festexos con esta edición especial elaborada exclusivamente con patacas de Coristanco”.
Las patatas Bonilla, presentes en 23 países
La fábrica de Bonilla a la Vista se encuentra en el Polígono de Sabón, en Arteixo, y produce en torno a 400 toneladas de patatas fritas al año. Además de España y Corea del Sur, uno de sus principales mercados en Asia, continente al que se exporta un 10% de la producción, las patatas de la marca se venden en otros 21 países: Alemania, Andorra, Australia, Bahamas, Bélgica, Canadá, Caribe (Saint Martin), Estonia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Japón, Países Bajos, Panamá, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suiza, Taiwan y Estados Unidos. Además, la compañía cuenta con cinco locales propios en A Coruña y más de 100 trabajadores.
